La mayor parte de las bodas en nuestro país suelen celebrarse entre los meses de Mayo y Julio y hasta Septiembre. Con esto, pretendemos disfrutar del mejor clima posible y que un día lluvioso no nos arruine nuestro día.
A pesar de todo esto, y de pensar que estos meses van a ser los que más temperaturas suaves tengan, se nos puede dar el caso de que aparezcan, y tenemos que estar preparados para ello.
Para planificar una boda tenemos que tener en cuenta todos los elementos y máxime estos imprevistos que pueden dar al traste con todo el esfuerzo realizado hasta el momento.
Por todo ello, os voy a dar algunos consejos que os pueden resultar útiles para manejar estos imprevistos:
– Meses de mucho calor: hay que cuidar al máximo la colocación de los invitados, a ser posible de espaldas al sol. Si esto no es así, tenemos que contar con una sombra o fijar la hora para última hora de la tarde.
– Intentar usar materiales incómodos por el calor, como metálicas. Se pueden calentar en exceso y resultar molestos para los invitados.
– Otras inclemencias temporales: se ha de prever contratiempos como un exceso de aire o algunas gotas de agua. Para solucionarlo tenemos que disponer de los recursos necesarios.
Si la fecha coincide con meses primaverales u otoñales, es cuando más tenemos que estar preparados para la lluvia. Tendríamos que disponer de paraguas por si alguien lo necesitase, así como algún toldo sobre el que poder resguardarse.