La Marcha Nupcial

Son muchos los rituales y tradiciones que todos seguimos a la hora de organizar lo que será el día más importante de nuestras vidas: nuestra boda. Para eso, comenzamos, casi un año antes, con los preparativos de la misma, intentando no dejar nada al azar ese día tan importante.

Muchas veces no nos damos cuenta y aceptamos unas costumbres y tradiciones en un día así sin preguntarnos verdaderamente de donde vienen. Es el caso, por ejemplo, de la Marcha Nupcial. Durante muchos años esta fue una tradición a seguir de la manera más estricta y por eso todos los novios elegían para la entrada en la iglesia de la novia la «Marcha Nupcial» de Mendelssohn F. y para la salida de los novios ya recién casados se dejaba sonar y escuchar la «Marcha Nupcial» de Richard Wagner… pero ¿sabemos de donde viene esta bonita tradición?

Los antiguos creían que la música ahuyentaba a los malos espíritus además de alegrar los corazones. Por ello, las ceremonias matrimoniales han sido siempre amenizadas con música. Actualmente, como hemos expuesto anteriormente, se escuha la «Marcha Nupcial» que fue compuesta por Mendelssohn con motivo de la boda de la princesa VBictoria de Inglaterra con el príncipe Guillermo de Prusia.

Hoy día, al igual que en otros aspectos del mundo nupcial, todo evoluciona, se modifica y cambia, por eso seguimos optando por la tradición de amenizar nuestra ceremonia con música variada pero son muchas otras las elecciones que los novios hacen para lo que será la banda sonora del día más importane de sus vidas.

Digamos que una ceremonia se dividiría en los siguientes «bloques musicales»: entrada de los invitados, entrada del novio, entrada de la novia, lecturas, ofertorio, paz, comunión, firmas y salida de la iglesia. Teniendo esto claro, ya dependerá también la elección musical de las posibiliades que el lugar donde se va a realizar la ceremonia os ofrezcan.

Sólo debemos recordar que la música es el lenguaje más antiguo y más bonito que el ser humano tiene y que una música bien elegida lo dice todo, sin decir, en muchas ocasiones nada.

 

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