De entre todos los preparativos necesarios para una boda, los novios no deben olvidar nunca el «libro de firmas». Cuando yo me casé no pensé en hacerlo y la verdad es que me dio pena porque me parece una muy buena idea. Además del clásico reportaje de bodas, este tipo de libros son también un buen recuerdo de este día tan especial.
La idea de este libro es hacérselo llegar a todos y cada uno de los invitados de la ceremonia, por lo que, es muy aconsejable que los novios dejen encargado a algún invitado, ya sea familiar o amigo, para que garantice que el libro pasa por todos y cada uno de los invitados.
Hay bodas en las que los novios prefieren dejar el libro a la entrada del salón, bien en una mesa o en un atril, donde va a tener lugar el banquete de bodas y que la gente se acerque hasta él, pero, en mi opinión, es mucho más fiable si alguien se encarga personalmente de hacérselo llegar.
Claro está que no puedes sacar el libro entre los invitados en cualquier momento de la ceremonia. Lo más adecuado es hacerlo durante la hora del cóctel, que es un momento en el que los invitados están en modo más informal, charlando, de pie y la situación es algo más distentida; también puedes dárselo en la hora de los postres. Si optas por darlo en la hora de los postres hay una cosa segura: te vas a reír mucho con lo que te pongan porque los invitados están más animados.
En cualquiera de los dos casos, es un recuerdo muy tierno. En papelerías, imprentas o en grandes superficies comerciales puedes encontrar este tipo de libros, con miles de modelos para elegir.
Puedes encontrar libros originales:
Libros algo más clásicos:
Hasta libros hechos de manera artesanal utilizando fotos de ciudades o mapas de folletos publicitarios o incluso poniendo fotos de los novios en el interior de las hojas para que los invitados escribir alrededor de las mismas:
Espero que os haya dado una buena idea. También se me ocurre que el libro de firmas podría ser igual que las invitaciones y quedaría también muy coqueto.
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