Invitaciones en una botella

Cada día buscamos cosas más originales que ofrecerles a los invitados de nuestra boda. Esta que os sugerimos a continuación no dejará indiferente a nadie. Si estáis cansados de las típicas invitaciones clásicas de novios o de las de muñequitos, flores, papel y tela, etc… ¿que os parece si entregáis la invitación a vuestros invitados en una botella? No me digáis que no es original.

A continuación os explicamos como tendríais que hacerlas:

Lo ideal sería que el texto fuese escrito sobre un papel que pareciese envejecido, como simulando un pergamino. Si queréis, podéis escribir vosotros mismos el texto con pluma negra y con una letra antigua y bonita y luego hacer fotocopias. Si andáis justos de tiempo, podéis encargarlo a cualquier imprenta que cuente con este tipo de papel y este tipo de letra.

El pergamino debe ir enroscado con un hilo. El hilo debe quedar suelto, para que no se arrugue el papel y debéis atarlo al tapón de la botella.

Esto es la base, ahora ya dependen del gusto de los novios y de como quieran hacerlo. Aquí os mostramos algunos ejemplos:

Hemos elegido esta imagen porque se muestran varios ejemplos a la vez. Como véis, a la hora de rellenar la botella, para que quede más bonita, podéis elegir arena de colores, que pueden ir a juego con el lazo que pongáis en el cuello de la botella; podéis elegir flores secas y colocar otra flor seca igual en el cuello de la botella o elegir simplemente arena de playa y decorar el cuello de la botella con un poco de rafia, estilo naúfrago.

Otra opción que téneis, personalmente me ha encantado, es elegir un papel bonito y una letra bonita para el «pergamino – invitación» y en lugar de enrollarlo con el texto hacia dentro lo hacéis al revés, con el texto hacia fuera. De este modo, parece que toda la botella está decorada. Si ya para terminar, como se muestra en la imagen, elegís un tono de cristales de colores a juego con una flor y un lazo que colocaréis en el cuello de la botella, el conjunto es ideal. No necesita que pongáis tapón, lo dejáis abierto, como un jarrón. Quizá esta segunda sea un pelín más laboriosa, pero yo creo que merece la pena.