Una no se casa todos los días, por eso conviene ponerse en manos de un profesional que sepa destacar lo mejor de nosotras mismas a base de maquillaje y peluquería.
Una semana antes de la boda habrá que prestarse a la prueba de rigor (unos 100 euros), donde se valora entre varias propuestas el look que más nos favorece. La sesión, que dura entre 2 y 3 horas, sirve también para que el estilista se familiarice con nuestro rostro y le saque el mayor partido. De esta forma se evitan sorpresas y el día de la boda acude a nuestra casa para dejarnos impecables de cara y pelo (225-250 euros, y sólo peinado; 120 euros). En algunos casos ofrecen un seguimiento de la novia desde que sale de su domicilio hasta que baja del altar para que luzca perfecta.
Maquillar y peinar
Bajo la premisa de la naturalidad, el maquillaje nupcial busca sobre todo favorecer a la novia, huyendo de maquillajes exagerados o muy de moda. Ligero pero muy trabajado, ha de dar bien en las fotos y mantenerse inalterable durante horas entre sonrisas, lágrimas y besos. Por eso la fijación juega un papel fundamental, aunque no está de más que la reina por un día lleve o se haga llevar una barra de labios y una bola con polvos sueltos.