El consentimiento

Cuando dos personas deciden casarse y comenzar un camino juntos entran en una vorágine de preparativos, invitaciones, viajes de novios, vestido de la novia, vestido del novio… en la que quizás dejan un poco de lado los preparativos del consentimiento, o más conocido como el momento del “sí, quiero” que es, sin duda, el momento más importante de una boda. Si los novios deciden casarse por la iglesia y tanto si eligen la opción en la que sí se celebra ceremonia como la opción en la que tan sólo tiene lugar el consentimiento, deben tener claro con que fórmula quieren convertirse en marido y mujer. Pueden elegir entre cuatro fórmulas distintas:

Primero el Sacerdote o celebrante dice unas palabras, la llamada “introducción al consentimiento”, donde los novios pueden elegir entre opción A) y opción B):

INTRODUCCIÓN AL CONSENTIMIENTO:

A) Así, pues, ya que queréis contraer santo matrimonio, unid vuestras manos, y manifestad vuestro consentimiento ante Dios y su Iglesia.

B) Ahora, pues, ya que queréis uniros en la alianza del matrimonio, daos la mano derecha y manifestad vuestro consentimiento ante Dios y ante su Iglesia.

Después tiene lugar el CONSENTIMIENTO. Existen cuatro FÓRMULAS:

FÓRMULA 1:

Novio: Yo (nombre del novio), te recibo a ti, (nombre de la novia), como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.

Novia: Yo (nombre de la novia), te recibo a ti, (nombre del novio), como esposo y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.

FÓRMULA 2:

Novio: (nombre de la novia), ¿quieres ser mi mujer?

Novia: sí, quiero.

Novia: (nombre del novio), ¿quieres ser mi marido?

Novio: sí, quiero.

Novio: (nombre de la novia), yo te recibo como esposa y prometo amarte fielmente durante toda mi vida.

Novia: (nombre del novio), yo te recibo como esposo y prometo amarte fielmente durante toda mi vida.

FÓRMULA 3:

Sacerdote: ¿Quieres a (nombre del novio) por tu esposo y marido?

Novia: Sí, lo quiero.

Sacerdote: ¿Quieres a (nombre de la novia) por tu esposa y mujer?

Novio: Sí, la quiero.

Sacerdote: ¿Le recibes por tu esposo y marido?

Novia: Sí, lo recibo

Sacerdote: ¿Le recibes por tu esposa y mujer?

Novio: Sí, la recibo

FÓRMULA 4:

Sacerdote: ¿Quieres recibir a (nombre de la novia), como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?

Novio: Sí, quiero

Sacerdote: ¿Quieres recibir a (nombre del novio), como esposo, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?

Novia: Sí, quiero.

Cualquiera de las cuatro sería completamente válida en una boda religiosa. La elección, como todo, dependería de los novios, de si son más o menos tímidos y les da más o menos vergüenza hablar en público, de si prefieren que sea más ceremonioso o más moderno, más o menos rápido, pero sí es cierto que, quizás, la fórmula 3 es la menos utilizada, ya que es demasiado repetitiva y es muy similar a la fórmula 2. A mí, personalmente, cuando nos casamos nos gustó mucho más la FÓRMULA 1, la veo más directa, sin intermediarios, aunque también diré que es la más difícil porque con los nervios del momento es muy fácil equivocarse a la hora de decir los nombres… hablo por experiencia propia…!!!!

 

 

 

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