Las alianzas de boda

La pequeña ceremonia del intercambio de anillos durante la boda, es una antigua costumbre cargada de simbolismo. Si bien en tiempos, y hasta cierto punto aún hoy en día, el anillo de boda era una muestra del poder adquisitivo del novio, de su capacidad para mantener a la recién formada familia, las alianzas de boda son fundamentalmente un símbolo y por tanto su valor económico siempre debería quedar muy en segundo plano. Las alianzas de boda simbolizan el compromiso y el amor hacia la pareja. Son una promesa de fidelidad. Durante la ceremonia el anillo se sitúa en el dedo anular de los contrayentes, generalmente en la mano derecha, aunque es algo variable según zonas.

Los anillos de boda pueden ser de lo más variado, tanto en cuanto a diseño, como en precio.

En la actualidad predominan los anillos construidos en metales nobles, fundamentalmente oro, pero esto es algo que ha ido variando a lo largo de la historia pudiendo encontrar alianzas fabricadas hasta en hierro. Actualmente predominan los metales preciosos en la confección de alianzas o aros de bodas, a pesar de que algunas parejas prefieren decantarse por otros algo más exóticos, como por ejemplo el titanio.

El platino es un metal cada vez más apreciado por las parejas de novios. Se trata de un metal muy duradero y algo más caro que el oro. La resistencia de este metal al desgaste y los daños fruto del uso diario tiene un precio: el peso. Este metal pesa bastante más que el oro, un factor a tener en cuenta.

El oro sigue ocupando una posición destacada, ya sea oro amarillo, o ya sea oro blanco. El inconveniente es que a mayor pureza, el oro es cada vez menos resistente. El oro de 24K (quilates) es de un vivo color, pero podemos llegar a doblarlo o dañarlo con relativa facilidad.

El oro de 18K (quilates) tiene un nivel de pureza rondando el 75% lo que lo convierte en algo más resistente. El oro de 14K es una elección frecuente a causa de su mayor resistencia acompañada de un precio más reducido.