El sábado pasado, día 2 de julio, asistimos al famoso enlace matrimonial monegasco entre el príncipe Alberto de Mónaco y la «nadadora» Charlene Wittstock. Bien podríamos apuntar que fue un enlace con multitud de celebraciones, desde un concierto, pasando por una ceremonia civil y una posterior boda religiosa.
Pero vayamos a lo que a nosotros realmente nos importa….. el fantástico y maravilloso look nupcial con el que nos deleitó en un día tan importante para ella, desde su vestido de novia, pasando por el peinado y velo y, por supuesto, el ramo de novia, también diseñado por Armani.
Personalmente, considero que es una de las novias más guapas que he visto recientemente. Me gustó y encanto el vestido de Kate Middleton, pero este me dejó fascinada. Le caía como un guante perfecto, algo precioso.
Así pues, pasemos a describir tan fantástica joya. Se trata de un vestido, de línea fluida, en «duchesse» de seda blanco roto con dos colas. La segunda de las colas, estilo sirena, conocida como «à la andrienne». El vestido llevaba bordadas ramas con flores y usó para los detalles piedras con reflejos dorados, 40.000 cristales Swarovski y lágrimas de nácar en tonos blancos y dorados en la parte frontal del vestido, el ribete y el centro de la cola.
Un fantástico vestido que no hacía sino ensalzar su belleza y resaltar su figura. Desde luego que fue una apuesta más que segura. Es de destacar también el escote que rodea delicadamente los hombros y dibuja con sobriedad el talle, dejando casi todo el protagonismo a la larga cola que lo remata.
Para que os hagáis una idea de la magnitud de tan maravilloso diseño diremos que esta obra de arte supuso más de 2.500 horas de trabajo y más de 20.000 madreperlas en forma de lágrima. Además, de los más de 20 metros de tul de seda para el velo y más de 700 horas de trabajo solamente para el bordado.
En cuanto al peinado, es de resaltar que la novia no llevó tiara siguiendo la tradición monegasca, según la cuál las princesas de Mónaco no usan diadema en sus esponsales. La novia portaba un sencillo recogido, con el pelo apartado de la cara, raya al lado y recogido bajo con un sencillo velo. Para adornar su peinado, Charlene optó por un impresionante broche floral de diamantes que le prestó Carolina de Hannover.
Es importante remarcar que el velo, en tul de seda blanco, llevaba una capa frontal y un sutil bordado a juego con su ramo de novia, también creación de Armani. Se trataba de un sencillo buqué en cascada que fue realizado por los jardineros del palacio con «freesias», orquídeas «dendrobium» y «muguet», que es la flor preferida de la novia.